La «Sinfonía del Nuevo Mundo» fue compuesta en 1893, mientras Dvořák estaba viviendo en los Estados Unidos y enseñando en el Conservatorio de Música Nacional de Nueva York. La obra es conocida por su combinación de elementos musicales europeos y americanos, y está inspirada en los paisajes y la cultura de los Estados Unidos.
La música de la «Sinfonía del Nuevo Mundo» es muy emotiva y poderosa, con un gran uso de los instrumentos de cuerda y de viento para crear diferentes efectos sonoros. La obra es una de las más famosas del repertorio de música clásica y ha sido utilizada en numerosas películas, programas de televisión y otros medios de comunicación.
En resumen, la «Sinfonía del Nuevo Mundo» es una obra musical impresionante y muy conocida, que ha perdurado en el tiempo debido a su originalidad y belleza sonora. La obra es un testimonio del talento y la creatividad de Antonín Dvořák, y una de las piezas más destacadas del repertorio de música clásica.