La infraestructura es uno de los principales elementos estratégicos de nuestra escuela, debiendo de estar diseñada para cumplir con las necesidades del Proyecto Educativo de Centro (PEC).
La distribución correcta de las aulas, sus dimensiones o la insonorización son solo uno de los elementos que se han de tener en cuenta en su elaboración. Para ello lo primero que debemos hacer es sincerarnos y hacer la siguiente pregunta: ¿Qué funciones u objetivos principales ha de tener nuestra escuela de música?
Espacios administrativos y zonas comunes
Toda Escuela de Música ha de contar con un área para la organización del funcionamiento y programación del Centro. Al menos ha de tener un despacho de Dirección y otro de Secretaría. Lo ideal sería además contar con una Conserjería, despacho de Jefatura de Estudios, Sala de Profesores/Reuniones y Biblioteca del Centro.
Si el edificio tiene varias plantas ha de contar con accesos para personas de movilidad reducida (rampas, ascensores…) para que la infraestructura no sea la principal barrera que impida estudiar música. Las zonas destinadas a los baños han de estar igualmente acondicionadas para ser usados por minusválidos, niños y adultos.
Aulas
Distribuidas en cuanto a su función, dimensiones e insonorización necesarias para la práctica musical. Las clases de percusión y la sala de ensayos de las agrupaciones musicales con instrumentos voluminosos se deben de situar cerca de un montacargas, del Auditorio/Sala de Conciertos o de una salida de emergencia cercana a la zona de carga para conciertos fuera del centro (normalmente con salida a la calle).
Cara las nuevas construcciones lo ideal es crear espacios polivalentes para optimizar su uso. Es decir, que se pueda modificar el tamaño del aula según las necesidades. Se consigue con tabiques o gradas móviles así con parquet desmontable si en la escuela se imparte danza.
Este recurso nos permite además contar con un espacio amplio destinado a sala de conciertos o audiciones, el cual podemos modificar su tamaño según las necesidades.
Recursos
Es común ver como son los profesores los que dotan de material a los centros para realizar sus clases. En la mayoría de escuelas no se cuenta con un presupuesto para comprar libros, partituras, atriles o accesorios necesarios para impartir las clases. En otras tantas tampoco se incluye presupuesto para mesas, armarios, equipos de sonido y un largo etc.
No sólo importa tener una buena infraestructura (Continente), sino hay que dotarla para que realmente cumpla la función por la que fue diseñada (Contenido).
Si en esto ya vamos muy por detrás de lo que la sociedad y la educación del s. XXI demanda, que decir de dotarla con equipos y aplicaciones necesarias para que las tecnologías de la comunicación y la información estén presentes en la escuela de música: desde contar con un canal escolar de radio o tv, web, comunicación vía servicios de mensajería diseñados para escuelas, pantallas digitales con conexión a internet o un pequeño estudio de grabación.
La Escuela de Música ha de contar independientemente con un archivo musical (y si es el caso con material patrimonial) y con un almacén. Comúnmente nos encontramos un solo espacio en donde se almacenan instrumentos, cajas de partituras sin ordenar, placas o uniformes por lo que esta zona es un caos y no cumple con un cometido concreto.
En el almacén ha de estar situado el Banco de Instrumentos de la Escuela. De vital importancia es la de prestar y permitir iniciarse a los niños con los instrumentos menos comunes y más costosos de la banda tal como fagot, oboe, tuba,… siendo lo ideal el contar con instrumentos de todas las especialidades para tener un banco bien dotado.
Construir una Escuela con Alma
Lograr que la escuela tenga vida y alma propia es un aspecto fundamental de cara a crear un espacio acogedor, familiar y cercano a todos los usuarios.
Para lograrlo debemos decorar y pintar cada aula o pasillo según la temática principal para la que va a ser usado. Asimismo, si contamos con una tradición musical importante debemos transmitir ese legado histórico a través de cuadros con fotos de agrupaciones, partituras o hitos históricos. Con ello por un lado daremos a conocer nuestro pasado y por otro trasmitiremos ese espíritu y legado musical a las nuevas generaciones.
Para que haya vida es necesario crear un ambiente. El ir a la escuela no sólo se debe convertir en asistir a clase.
Podemos lograrlo con la creación de cabinas de estudio (uso individual) o bucs de ensayo (para agrupaciones nuevas que puedan surgir de los alumnos).
Sucede habitualmente que, ante las dificultades de poder usar infraestructuras para desarrollar actividades musicales independientes fuera del centro la escuela pueda colaborar en crear un nuevo tejido musical, el cual acabará percutiendo positivamente en ella, al permitir la utilización de estos espacios.
La creación de una cafetería (o espacio con máquinas “vending”) es un punto a tener en cuenta de cara a los usuarios del centro, así como a los padres y madres que llevan a sus hijos a clase. Se convertirá en un lugar de encuentro, social, y que permitirá a las familias no tener que abandonar el centro mientras que sus hijos acuden a clase.
Por último, la mayor recomendación es la de usar el sentido común. Ser realistas y analizar honestamente todas las posibilidades que tenemos a nuestro alcance (tanto presupuesto económico, como dimensiones y funciones del centro) nos llevarán a lograr una mejor infraestructura (continente) pero a la que debemos dotar de equipamiento y alma (contenido).
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